Es bien sabido que uno de los máximos intereses de basurama es revelar que lo calificado usualmente como basura suele tener una cara menos negativa, una vuelta de hoja que nos permite jugar con la imaginación y tratar de adivinar lo que las cosas desechadas podrían llegar a ser si fueran recogidas por unas manos creativas. Buena parte de nuestro trabajo se basa en adivinar, valorar y compartir esta segunda oportunidad, esa que nos gustaría que nos diesen a todos cuando nos equivocamos o cuando alguien nos desecha.
Probablemente, aquel viejo profesor que le explicó a James Noonan cómo traducir el código genético de un ser vivo, también le contó que aproximadamente en torno al 95% de la información contenida en el genoma humano se considera «basura». Esto se debe a que, a diferencia del 5% restante, no contiene instrucciones precisas para la creación y el desarrollo de la materia orgánica. Y convencido de esto estaba el joven Jimmy cuando comenzó a leer que este ADN basura (Junk DNA) tenía, en ocasiones, características interesantes. Quizá estas propiedades del código no resultaban tan luminosas como las de fabricar tejido venoso o dar instrucciones para generar enzimas, pero James intuyó que podían llegar a ser importantes y que no había que menospreciarlas. Ya hace años que se puso manos a la obra con un grupo de investigación y ahora llega a Science con un estudio que ofrece unas conclusiones que, una vez más, dan un giro de 180º al término que tanto nos gusta: «La mano humana se formó de un poco de ‘ADN basura'», El País 10/09/2008. Parte de este ADN basura es el responsable de decirles ¡Sí! a elementos de nuestra anatomía sin los que no podríamos sobrevivir, al menos tal y como lo hacemos ahora.
James Noonan es un ejemplo perfecto de que trabajando para trascender un calificativo como basura se puede llegar a resultados extraordinarios. Una vez más se demuestra que, en muchos de los caminos que podemos recorrer, es posible toparse con objetos, hechos, individuos…, desde aquéllos del ámbito del arte hasta los del mundo científico, que requieran de una vuelta de hoja para mostrar toda su grandeza, de una mirada imaginativa, de esas segundas oportunidades que todos tenemos guardadas y listas para ofrecer.