Notas de «Ébano», Ryszard Kapuscinski.
«He aquí que apareció el bidón de plástico. ¡Un milagro! ¡Una revolución! En primer lugar, es relativamente barato (aunque en algunas casas sea el único objeto de valor): cuesta 2 dólares. Pero lo mas importante ¡es ligero! Como también lo es el que se fabrique en varios tamaños, de modo que incluso un niño muy pequeño puede transportar unos litros de agua. ¡Todos los niños la acarrean! Ahora mismo vemos a un tropel de alborotada chiquillería que, jugando y dándose empujones, se dirige a una fuente lejana en busca de agua. ¡Qué enorme alivio para la mujer africana, agotada hasta el límite de sus fuerzas! ¡Qué cambio tan grande en su vida! ¡Cuánto tiempo ha ganado para ella misma y para la casa!
Pero eso no es todo. El bidón de plástico tiene un número de virtudes ilimitado. Una de las mas importantes radica en que sustituye a una persona en una cola. Había que hacerla (allí donde el agua se trae en cisternas) durante días enteros. Estar a la intemperie bajo el sol del trópico es una tortura. Antes no se podía dejar la vasija e irse a la sombra, porque la podían robar, y era demasiado cara. Ahora, en cambio, en lugar de personas, se forman colas de bidones de plástico, mientras sus dueños se refugian del sol o se van al mercado o a hacer alguna visita. Al viajar por África, se ven muchas de esas kilométricas y multicolores filas de bidones esperando a que aparezca el agua.»
Memorias B África. Niamey, 27 diciembre 2011. Basurama.
fotos extraídas del proyecto Autoparques Niamey