Tenemos desde hace tiempo un globo aerostático en la oficina de Basurama. Todo empezó con una llamada de un amigo, Daniel Villalonga, quien había encontrado un globo aerostático viejo en Igualada y necesitaba que alguien lo trajera a Madrid. Aprovechando que nosotros estábamos haciéndo un proyecto en Manresa pasamos por allí y lo trajimos.
Los aproximadamente 200kg de tela han estado tirados en una esquina de nuestra nave hasta que el otro día otro amigo de la casa, Juan, nos contó como el que no quiere la cosa que trabajaba en una empresa de viajes en globo que está cerca de Villanueva del Pardillo. Rápidamente nos ofreció llevar el globo para allá e hincharlo. No con helio, sino con un ventilador, que es como más tarde aprendimos que comienza el proceso de hinchado de un globo aerostático.
Todos teníamos muchas ganas de ver ese trasto hinchado, queríamos saber qué volumen tenía, de qué estaba hecha la tela, cómo se hinchaba aquello… en definitiva, qué posibilidades de reutilización tenía.
No somos los primeros que piensan en hacer arquitectura con estructuras hinchables, hay grandes referentes como José Miguel Prada Poole o más recientemente la gente de raumlabor.
Finalmente hace un par de domingos fuimos para allá. En una increíble mañana de otoño sacamos por fin la tela del saco para descubir que nuestro globo era una enorme carta de ajuste. El espacio interior era más increíble aún, con todas las líneas fugando a un punto por encima de la línea del horizonte, estar hay dentro producía una curiosa sensación de desorientación.
Paaq, el de Obsoletos, grabó un video de todo el proceso.
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Un agradecimiento para la gente de The Balloon Company, que nos dejó usar su material y nos ayudó con este experimento.