En sus clases Ramón podía volver loco al mas pintado con el puntero láser
Ramón López de Lucio se jubila este verano y antes de hacerlo ha presentado su libro «Vivienda colectiva, espacio público y ciudad. Evolución y crisis en el diseño de tejidos residenciales 1860-2010».
Un título largo y serio para un libro inteligente, lo que normalmente es sinónimo de un tostón. Pero que no os engañe, el autor es un hombre risueño y directo lleno de alegría y vitalidad.
Ramón López de Lucio ha sido uno de los profesores mas cercanos, inteligentes y profesionales que hemos conocido en la escuela. Un tipo valiente y entregado que mezcla con sabiduría trabajo y disfrute y con el que pasar un buen rato en cualquier situación: camuflado en un congreso infumable, de vinos en una barra de bar, de punta en blanco en una inauguración o sobre una bici en una ciclonudista..
La presentación del libro fue el pasado jueves, y yo desde hace años todos los jueves me junto con los amigos del barrio para jugar al frontón. Un día sagrado para terminar la semana dando pelotazos a una pared rodeado de testosterona y masculinidad.
Así que cuando en mitad del partido dije «Marcho que tengo que marchar» las miradas reprobatorias e ingenuas de mis amigos saltaron a la vez «¿¿¿Cómo que te vas???» «¿¿Has quedado con una chica??» «¿Es rubia?» «¿¿Qué tal está??»
El barrio es el barrio y los jueves son los jueves … «¿Que qué tal está? ni os lo podéis imaginar» dije mientras salía a la carrera.
Por cierto, el barrio es Orcasitas, uno de esos que tanto le gusta a Ramón usar de referencia.
El urbanismo puede ser sexi
Llegué a la presentación y Ramón, fiel a su carácter, nos dejó unas cuantas reflexiones en el aire y muchos campos de batalla abiertos. Como él mismo dijo «he planteado más de un debate y se me contestará como me merezco».
Rescatamos algunas de ellas por si sirven de acicate:
«Dentro de las burbujas que se han producido quería destacar la burbuja del espacio público (…) se ha construido mucho espacio público de baja calidad»
«Arquitectos y urbanistas nos hemos comportado de forma irresponsable, debemos reconocer que hemos llegado al final del camino»
«He oído poca autocrítica en la escuela (etsam), esto no es sólo una crisis de los bancos»
«Desgraciadamente los alumnos se dejan arrastrar y fomentan el dogma moderno de la frivolidad gráfica»
«He visto concursos ganados por arquitectos que cometen fallos de primero de carrera y que luego han sido llamados para dar clase en la escuela»
«Me interesa más una ciudad que una casa»
«Agradezco al director de la editorial, aquí presente, el esfuerzo y el interés mostrado en la publicación de mi libro pero pido que en futuras ediciones se arregle la pésima calidad con la que se ha imprimido pues deja mucho que desear y no está a la altura del precio que le han puesto»
Tampoco pretendo engañar, las frases estaban dentro de un contexto lleno de sensatez y rigor. Y el debate, lleno de críticas fundadas, fue intenso y ameno. Pero sí quería señalar la naturalidad con la que expresa sus ideas sobre temas que, sin duda, muchos consideraríamos espinosos.
Una pena que, pasado el verano, los estudiantes venideros no puedan disfrutar mas de este profesor.
Ramón ¡quién te pillara!