Es invierno en Niamey y el sol calienta a 25 grados, un sol duro y seco que acompaña al clima polvoriento y desértico de la ciudad. En verano se pueden alcanzar los 50 grados. Apenas hay árboles y espacios a la sombra. El tráfico de la carretera y de las calles se confunden. El movimiento de personas a pleno sol es constante. Transportan todo tipo de materiales y objetos: gente a pié llevando cargamentos en la cabeza o arrastrándolos en carritos de cuatro, tres y dos ruedas, coches, motos, bicis, camiones y animales.
En estas condiciones los espacios de descanso están marcados por los accidentes urbanos: una sombra proyectada por un panel que anuncia una marca de teléfonos móviles cobija a 5 personas, unas mercancías amontonadas sirven de colchón improvisado para descansar, un puesto de frutas se convierte en un refugio. Los espacios de encuentros están al borde de la carretera, como atracaderos de un río, donde descansan las personas antes de volver a introducirse en el tráfico -a pié, en bici o en coche- que les lleve a su trabajo u hogar.
El ocio se ajusta a las horas de luz donde el calor es menos fuerte a medio camino entre el atardecer y la noche cerrada y oscura. Es el caso de las FADAS, puntos de encuentro en la calle para beber té o cervezas y jugar a las cartas. Cuando el sol se calma, a partir de las 19h, la gente se reúne a pasar un buen rato en la FADA más cercana de su casa. Las mujeres no participan, se quedan en casa. Cada uno lleva su silla. La palabra FADA está escrita con pintura en el muro para indicar el lugar de encuentro a modo de casi grafiti. Muchos muros de la ciudad están firmados así. FADA es un lugar de encuentro y a la vez el primer grafiti de Niamey.
Memorias B África. Niamey, 17 diciembre 2011. Basurama.
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