El Cairo, la basura, las empresas españolas y Garbage Dreams

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Foto de Alexander Heilner

Garbage Dreams es un documental sobre la vida de 3 recicladores informales de El Cairo que se está estrenando estos días por Estados Unidos. Es la perfecta excusa para sacar a la luz la historia sobre la gestión de los residuos en esa ciudad de 17 millones de habitantes que este verano nos contaba Lina Attalah. Allí­ existe «la ciudad de la basura » donde unas 50.000 personas viven de los residuos.  Algunas de las fotos que hemos encontrado nos recuerdan a una parte del Dharavi que pudimos visitar este año, barriada de Mumbai célebre por la pelí­cula Slumdog Millionaire y que es toda una industria del reciclaje en la India.

Los zabbaleen, como los llaman en el artí­culo que cuenta toda la historia, recopilan y clasifican en sus viviendas-almacén los residuos de manera informal desde hace muchos años (en su mayoría  son cristianos coptos). En 2002 entraron en el negocio de  la basura, a petición del gobierno egipcio, las empresas españolas FCC y Urbaser (del grupo Dragados/ACS) y otra empresa italiana a cambio de 50 millones de euros al año con el objetivo de modernizar y mejorar el servicio informal hasta ese momento existente.

Así­, en 2002 encaminó una petición de 1.500 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional para, entre otras cosas, contratar a empresas extranjeras que, a cambio de la exclusiva del servicio de recogida de basuras en las principales ciudades del país, introdujesen su «metodología cientí­fica y principios tecnológicos» para acabar con el problema.

Tras varios años de problemas con la implantación del nuevo sistema, que llevaba entre otras cosas incluido una tasa de recogida de basura por domicilio y la erradicación del sistema informal, los zabbaleen volvieron a trabajar. Como una ambientalista egipcia se preguntaba:

¿Para qué necesitábamos a compañías extranjeras si tenemos un ejército de recolectores de basura especializados desde hace más de un siglo? Lo mejor que pueden hacer es destinar esos fondos a dignificar las condiciones de vida de esa gente, dotarles de infraestructuras y aprovechar mejor su trabajo. Hacerlo es luchar también contra la pobreza que asola este país.

Vamos, la historia de siempre de los clasificadores, pero en este caso, con ida y vuelta. Todo esto ocurría en 2005. No sé cómo estarán ahora las cosas. En cualquier las grandes empresas nunca salen del todo perdiendo: FCC sigue con sus negocios por allí­ en vista de como está la crisis por aquí­.


Gracias Hilda (por la pista de la pelí­cula), Patmo, Elena.