Recuerdo aquellas visitas que hicimos con Daniel (muchas de ellas de strangis, colándonos y saltando vallas) por el sur de Madrid moviéndonos de vertedero en vertedero, de punto limpio en planta de reciclaje, de chatarrería en desguace, buscando el agujero negro de nuestras papeleras cotidianas e industriales, nuestras vergüenzas ocultas en la periferia del consumo desaforado, preparando el taller «Basura, paisaje y memoria».
Daniel se quedó impresionado, entre otras muchas cosas, con las acumulaciones de cables de algunos de estos lugares, como el pelo de la bruja avería y los electroduendes de la bola de cristal, pero en dimensiones brutales y llenas de colores. Aquél fue uno de los puntos de partida de esta sutil y delicada exposición titulada Enredos (galería Max Estrella). En alguna de sus obras ha utilizado material recogido de puntos limpios, es decir, basura. Daniel Canogar y su constante empeño por romper los límites de la fotografía y fusionarlas con otros formatos como la escultura o la instalación.