El rótulo que cuelga a unos tres o cuatro metros de altura en la fachada de la tienda ha llamado la atención de unas cuantas personas. Algún coche se ha detenido para preguntar por el significado de algo que parece ser una incongruencia. El resto de las personas pasan del cartel. Entran directamente a la tienda a mirar lo que hay para reutilizar. Pareciera que no les importa de dónde vienen las cosas, preguntan si mañana habrán teles, armarios, o una mesa de noche. Como lo del camión es una sorpresa no hay más que encogerse de hombros. El flujo de la tienda comienza en la persona que decide desprenderse de algún objeto. Eso, que llega a la tienda, es adoptado por otro. La tienda es un espacio de interacción y de persistencia del flujo de utilidad. Un proceso abierto. Una ayuda al sistema digestivo de la ciudad que produce tanta mierda de la que aún quedan cosas por aprovechar.
Hoy Mila se ha llevado un cabecero con dos mesillas y Rafi le ha ayudado a cargar las cosas en su coche. Después de hablar ha ido a su casa a recoger unos juguetes de niño y un traje del Barça que ella ya no necesitaba.
Anoche fuimos al vertedero (Abocador). Allí nos contaron que a veces empresas como Carrefour o Stradivarius tiran cajas llenas de productos nuevos. Los lleva una persona que vigila que los productos sean destruidos. Pagan por ello.
en junio pasaré por madrid unos días. nos veremos seguro, quiero conocer el estudio! mil besos
Precioso proyecto, muchas gracias por contarlo tan a mano.
Lucia un lujo tenerte de cronista por estas páginas…te veremos mas?
Alnankish ¡un abrazo!
una vez más, la duda sobre necesidad y consumismo.
probablemente Mila no es que no necesitara más el traje del barça, es que simplemente no lo quería. por otro lado nunca lo había «necesitado», pero alguna vez lo quiso.
y el deseo pertenece a la individualidad, y eso es intocable.