Justo a la misma hora un día después nos encontramos con otros niños jugando a otras cosas.
Llegamos cansados y escépticos pero Nancy nos cuidó de maravilla y nos quitó muchos de los prejuicios que llevábamos.
Al final pasamos una mañana muy divertida entre gritos de histeria y saltos desenfrenados, la verdad es que los talleres con los locos bajitos son una gozada y le alegran el día a cualquiera (pero tengo que reconocer que no sé si habría aguantado ese ritmo una hora más).
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queremos ver más!!
queremos saber si el brick de zumo aportado a la mesa era el desayuno del zagal distraído…
queremos saber qué opinan los padres de los zagales cuando sus hijos llegan con objetos sonoros a casa ( y si llegan…)
queremos saber qué opinan los propios zagales antes y después de realizar sus obras sonoras.
queremos oir ruido sacado de la basura, elaborado con las manos de chiquillos ruidosos.
queremos saber por qué esos saltos histéricos; y queremos ver esos saltos!
queremos saber por qué la profe sabía que a la jovencita le gustaba manu…
queremos más ruido!!
las mesas se llenaron de mierda hasta arriba, además muchos trajeron bricks de zumo…con zumo!!
imagínate la lluvia de sabores cada vez que se lanzaban sobre la montaña de basura..espectacular, acabamos empapados.
lo mejor los chavales histéricos que se movía dando saltos de arriba y abajo sin hacer nada ¡solo saltando!
por cierto la profe nos dijo al final que una de las niñas de 9 años le había gustado «el de rastas» a lo que manu preguntó sin cortarse un cacho: «pero tiene novio?» manu…un poco de por favor…
30 segundos para hacer objetos sonoros con locos bajitos?! jaaajaja… qué locura! pero, qué objetos hicieron? y qué tal el ruido (con gritos y risas incluidas). anda que no lo tuvieron que pasar bien los zagales…
con la mano levantí !!