Desde hace años llevamos hablando del barrio del Cabanyal, en Valencia, y de su lucha por no ser borrado del mapa -física y sociológicamente-, vencido por la Copa del América (o como se llame).
Durante años ha conseguido «salvarse» de la piqueta engominada y farlopera de la administración valenciana, pero parece que la hora ha llegado. Han comenzado a derribar la casa de la palmera, emblema del barrio y -humildemente- uno de los lugares más bellos que yo haya conocido. Bien de interés cultural desde hace más de 30 años, ahora resulta que es más importante alargar la avenida de blasco ibáñez para que los coches lleguen a la playa sin tener que dar ni una curvita.
Si queréis ir a verla, corred antes de que caiga.