La oficialidad se empeña en llamarlo Parque del Cerro del TÃo PÃo, demasiado largo y sin tanto gancho como Parque de las tetas. Así que en Google Maps se encuentra por este nombre.
Y ahora un poco de historia de las tetas:
Al arquitecto Manuel Paredes (Cádiz, 1940) le buscan para que firme parques con montículos, convertidos en su seña de identidad. «Como si fuera Gehry, o algo similar», comenta riéndose. Y no es de extrañar, porque este peculiar recurso paisajístico ha resultado ser de gran utilidad. Aprovecha los escombros y las tierras que provienen de las excavaciones, ahorrando el coste de trasladarlas a vertederos autorizados. Los parques se entregan además listos para usar, ya que la hierba que cubre los montículos crece enseguida. Y las colinas permiten aislar unas zonas de otras con gran eficacia, creando ambientes muy agradables, con mucha superficie verde. «Me llamaron del Ayuntamiento de Alcorcón porque querían separar el nuevo hospital del cementerio. Yo les hice las colinas, y hasta una laguna también circular, y quedaron muy contentos. Ha sido posible dotar al cementerio de una cierta intimidad pese a estar en una zona de gran actividad, junto a autopistas y circunvalaciones. Y no se ve desde el hospital. Hace poco desmocharon una de las colinas y pusieron encima unos columpios, pero bueno…», cuenta Paredes.
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Este texto ha sido robado íntegramente a vorágine bramante.
Hay que ver como proyectos que se marcan un objetivo claro y lo siguen de forma coherente hasta el final pueden ser tan acertados a tantos niveles.
Y todo sin usar palabrajos como procesos, hibridación, dispositivos, riesgo, sostenible o eco.
A ver si un día de estos os hablamos de Curitiba, otro proyecto con objetivos claros y planteamientos sencillos que lleva muchos años siendo un ejemplo mundial de ciudad «sostenible» sin haber usado este término ni una sola vez.